
69 Canciones de ¿Amor?
Por lo general, en épocas de internet, dificilmente no veas una foto de un cantante del que te gusta su música (síndrome youtube). Por lo tanto, le ponemos cara rápidamente a una canción, una letra, una melodía y la historia que esta canción nos genera. A mi me pasó lo contrario con un grupo que conocí de casualidad (como todas las cosas buenas en esta vida), hace ocho años.
69 Love Songs era el nombre del disco,
69 canciones de amor... y en ese momento, enamorada, sí estaba. Y el título, tan sugestivo... un disco triple con letras dignas de un premio nobel de literatura (que se quite
Dylan).
The Magnetic Fields me parecieron increíbles. Y ese disco en particular, la bomba. Me devoré ese disco en nada, y en mi top 10 de canciones para llorar,
unas cuantas son de ese disco. El cantante compone para otros cuatro grupos (al menos la última vez que lo chequeé). Y hasta hace un año, jamás le había visto la cara en ninguna foto. No sé si fue un cúmulo de casualidades, el hecho de que nunca puse un video de ellos en vivo o qué, pero la cuestión es que no sabía qué aspecto tenía un hombre que me susurraba a todas horas al oído eso de
"Me quedaré si lo permites, y me iré si me lo dices, pero no me iré lejos porque tu eres mi único hogar". Hasta que (siempre hay un
Hasta que, es como un
Pero más delicado y encubierto) leí una reseña de
Magnetic Fields, y, oh poco corazón del periodista musical de turno (los periodistas musicales
NO tienen corazón, por eso son tan buenos interpretando el sentido de las canciones) ... bueno, resumiendo la historia: el hombre con la voz increíble, esa que me susurraba al oído todo lo que nunca me había dicho una pareja, era feo. Pero feo de cojones: bajito, semi calvo, medio sordo y gay. No tenía nada de parecido con el hombre perfecto que me había imaginado que tenía que ser. La debacle era: él era un hombre
FEO pero seguía siendo el que me había susurrado todas las noches, el hombre no cambiaba por la voz. O más bien, la voz no debería haber cambiado al hombre. Racionalmente me doy cuenta de ello, pero no pensaba, estaba enamorada de ese disco, y tengo que admitir que nunca volví a oir a
The Magnetic Fields de la misma forma. Cuando sacaron su último gran disco, cuando oía esa canción que dice
"If there`s such a thing as love, i`m in it" ya no me sentí enamorada, el cantante de la gran voz, las fantásticas letras y las experiencias personales desgarradoras en las que me espejaba, ya no me susurraba al oído. En cambio, cantaba
Stephen Merrit. Me sigue gustando
Stephen Merrit, no soy tan necia (no descarto un grupo porque el cantante sea feo, pero en cambio si acepto haberme bajado discos
sólo porque el cantante está como un tren). Pero el vínculo que me unía a esa voz sin cara real se rompió para siempre. Ya no podía imaginar su cara, ya no tenía misterio. Había visto la realidad, y repito: la realidad era
FEA. La voz me había enceguecido por completo, y creo que las instrumentaciones operísticas también habían ayudado a estar como en una nube cada vez que pinchaba una de sus canciones.
Hoy en día recuerdo a
The Magnetic Fields (y en particular a
69 Love Songs) como un buen grupo y un buen disco, que cojones... increíble, donde casi todas las canciones son buenas, aunque algunas han sido muy malas, me han dejado un mal sabor de boca y me han hecho bastante daño. Lo recuerdo como el disco de aquel verano, como una bonita historia de amor. Pero sin suspirar ya por él, sin imaginarme el futuro que me podrían dar sus subsiguientes discos. Ya hace tiempo que no pienso en él cada vez que escojo música, ni tengo la necesidad interna de hacerlo. Intenté durante un tiempo desechar la realidad e inventarme una nueva persona... crearle una nueva cara, imaginarme que en verdad el cantante era un tio guapo y hetero que usaba a
Stephen de fachada porque sería un hombre tímido y con miedo a que si se mostrará, le hicieran daño. Hasta que me di cuenta que eso era un callejón sin salida: que
Stephen era como era (
FEO) y que tenía que aceptarlo o dejarlo, a pesar de lo que me había hecho sentir, esos sentimientos ya no me los volvería a dar nunca. Ya no pienso tanto en "por qué, por qué tuvo que suceder?". Aunque prefiero haber sabido que es
FEO, porque todo cae por su propio peso y es mejor desengañarse cuanto antes te enfrentes (o te enfrenten) a la realidad, antes comienza el proceso de curación. Admitó que fue crucial para olvidarlo el hecho de no oirlo durante bastante tiempo (a.k.a. que él no sacara disco durante bastante tiempo). Nada mejor que darte un gran chute de la gran anestesia/píldora mágica que es el tiempo.
Efecto Stephen Merrit: me enamoré de la realidad que quería ver, ignorando la verdad.Sigo oyendo de vez en cuando a
The Magnetic Fields, pero sólo muy de vez en cuando, y sólo por la añoranza que me genera el pensar "Dios, recuerdo cuando él me susurraba al oído las palabras de amor más increíbles, que bonitos que fueron esos momentos, aunque un poco gilipolla de mi parte por creerme todo lo que me dijo sin cuestionarme, pero no por eso deja de ser algo bonito, de hecho... recuerdo ese momento en el que él realmente me susurró sólo a mi, una pena que luego no pudiera funcionar".
Y sí, me gustan mucho las alegorías.
Pero también me gusta mucho The Magnetic Fields.Y es verdad que Stephen Merrit es feo de narices.anita.