lunes, 22 de febrero de 2010

Les he contado lo que me hiciste a absolutamente todas las personas con las que he hablado hoy. Hasta a una señora por fuera del medico. Les he contado la verdad, la secuencia de hechos del viernes a anoche mismo cuando me pedías perdón intentando negar la obvia realidad. Y hoy me encontré un mensaje tuyo. Me decías que no era para tanto y me volvías a pedir perdón. Ahora sé que es lo que te ocurre: tienes remordimiento, y no quieres perderme como amiga. Bueno, eso me lo dijiste incluso tu. Me recuerdas a otra persona. Por eso me envias ese perdón, no quieres perderme como amiga. Yo tampoco quisiera perderme como amiga; hago los trabajos de los demás y soy todo oidos. ah! y facil de engañar, claro.
Y le he contado lo que me hiciste a absolutamente todas las personas con las que he hablado hoy por un simple motivo que acabo de darme cuenta: necesito que todos me digan la verdad: que conmigo el sabado te comportaste como un hijoputa con mayusculas para que no caia en la trampa, y te termine diciendo que acepto tus disculpas.
Luego del psico, lo que has hecho... has subido al escalon de "segundo gran cabron" desbancando al herposo.
Felicitaciones.
Y, como te dije ayer, gracias. Que contigo recorde que no hay que bajar la guardia, porque si lo haces, te la clavan cuando menos te lo esperas.

domingo, 21 de febrero de 2010

Tirar despues de usar


Amor de carnaval, amor de traición.
Segundas partes nunca son buenas.

Y me dio igual el refranero popular (que digo: si es popular es porque algo de razón tendrá, no?). Me lo creí todo. Volví a caer en la trampa como una borrega. Le abrí las puertas de mi casa, dejé que comiera mi comida y que me follara. Le creí y valía mucho para mi.

Cuestión de valores. Yo para él valgo tan poco como usar y tirar. Tan poco como que ni siquiera se tomó la molestia de ocultarse para liarse con otra mujer. En mi ciudad, en mis carnavales, cuando había venido a quedarse conmigo.

Las cosas del destino: mientras esperaba sentada en la mesa, rodeada de sus amigos, poniendo una sonrisa pero ahogandome por dentro con el silencio de mi tristeza contenida, vi pasar a un señor disfrazado de quijote. Su dulcinea (una mujer de unos 40 años) iba detrás, y le llevaba la lanza. Amor quijotesco; el quijote camina ligero, dulcinea le carga sus cosas y siempre va por detrás.

De todas las personas raras con las que me he involucrado este ultimo año (desde los modernos, hasta el que me pegó el herpes, pasando por un bipolar diagnosticado hasta llegar a un casi adolescente) solo confiaba en este. Era el más decente. Era el único que mis amigos querían. Era el pajaro herido. Pero son carnavales, y para ponerse el disfraz de carnaval tuvo que quitarse su eterno disfraz de pajaro herido, mostrando su verdadero disfraz de ave rapaz.

Cai como idiota.
Tengo una pegatina en la cabeza que dice "Tirar después de usar".

martes, 9 de febrero de 2010

La ventana y la puerta


La teoria de la ventana abierta dice que nunca podrás dejar atrás a alguien o algo a menos que cierres realmente todo con esa persona. Que pidas y des explicaciones de tus actos y de los suyos.
Casi nadie en las relaciones tiene esa ventana cerrada y bien trancada. Casi todos cierran la puerta, pero nunca la ventana. Porque aunque superes a alguien, dificilmente puedas llegar a tener esa charla de "por qué nos pasó lo que nos pasó?" de forma madura, sin malos rollos ni dobles intenciones de un polvo de revancha.
No, la charla de la ventana es madura, sin intención de tirarte a nadie y con una mentalidad abierta y sin rencores.

Ayer me ha dicho alguien que ha sido muy importante para mi (quizás demasiado importante) que quiere hablar conmigo de lo que sucedió, quiere darme sus explicaciones y decirme qué sentía por mi en ese momento. Y quiere que vuelva a su vida, de forma madura, sin malos rollos y sin intención sexual oculta. Meses han pasado. Hubo momentos en los que desesperadamente necesitaba esas explicaciones. Cuando él me dejó, yo no entendí nada, y me desestabilizó por completo. Tuve mi semana Los planetas, en la que buscaba sus explicaciones en las letras de J.
Y solamente puedo esperar que vengas a explicar que todo ha terminado. Que tengas que decir que no me quieres ver.

Quizás sea por eso que las fotos de la gente mirando por la ventana, de espaldas, resulte siempre tan etérea, como si ese momento de introspección no lo pudiese romper nadie, quizás sea porque esa persona está mirando, a través de la ventana, su propio pasado. Y por eso esa persona siempre está pensativa.

Cuando dejé de esperar cosas de él, cuando decidí quitarlo de mi vida porque él era mi retroalimentación negativa, viene y dice que necesita decirme todas esas cosas. Necesita darme las explicaciones que nunca me dio. Y las que yo nunca oí. En aquel momento necesitaba desesperadamente oirlas de su boca, oir el "no te quiero"...
Él necesita cerrar la ventana. Supongo que a mi también me hará bien, mejor tarde que nunca. Pero no puedo evitar sentir que a veces es mejor nunca que tarde.
Porque a veces las respuestas llegan tan tarde que te has olvidado la pregunta.