Y ahora tengo miedo.
Miedo a que no salga todo como lo imaginaba.
No se qué me pasa.
No se qué quiero ni qué no quiero.
En mis fantasías todo era perfecto, nunca existían las dudas.
No puedo dejar de comparar al "innombrable" con "el nuevo".
No puedo dejar de recordar los principios de la relación con él.
Y odio llamarlo "él".
Ya no debería ser mas "él". No debería pensarlo más.
Y sin embargo sigue ahí, como un granito que se va secando de a poco pero nunca se termina de ir.
Lo siento lejano pero presente.
Me atraen los hombres a los que veo desprotegidos, infantiles, con carencias. Tengo esa necesidad de ayudarlos, de hacerles bien.
Y estoy escribiendo sin ningún tipo de orden. Se me vienen a la cabeza distintos pensamientos que siento que son geniales y los escribo. Pero cuando los leo me doy cuenta que son terrible pelotudez. Y no tengo idea ni de qué estoy hablando.
Mi cabeza es un enriedo absoluto.
Ni siquiera podría determinar si en este momento estoy feliz o triste, si estoy bien o estoy mal.
Tampoco sé si estoy en un punto medio.
Sólo tengo claro que no quiero pensar mas en ese idiota que irónicamente tiene nombre de santo.
Y quiero cortarme el pelo que me llega hasta la cola.
Ya no quiero tenerlo tan largo.
Necesito un cambio. YA
Se viene mi característica impaciencia, lo estoy sintiendo.
Suena " ohhh get me away from here i´m dying" había olvidado lo bueno que era este tema. Bell and Sebastian es un remedio super. Pero mi cuerpo pide Portishead.
Ya. No puedo seguir escribiendo sin sentido.
dulcinea.
viernes, 3 de julio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario