martes, 9 de febrero de 2010

La ventana y la puerta


La teoria de la ventana abierta dice que nunca podrás dejar atrás a alguien o algo a menos que cierres realmente todo con esa persona. Que pidas y des explicaciones de tus actos y de los suyos.
Casi nadie en las relaciones tiene esa ventana cerrada y bien trancada. Casi todos cierran la puerta, pero nunca la ventana. Porque aunque superes a alguien, dificilmente puedas llegar a tener esa charla de "por qué nos pasó lo que nos pasó?" de forma madura, sin malos rollos ni dobles intenciones de un polvo de revancha.
No, la charla de la ventana es madura, sin intención de tirarte a nadie y con una mentalidad abierta y sin rencores.

Ayer me ha dicho alguien que ha sido muy importante para mi (quizás demasiado importante) que quiere hablar conmigo de lo que sucedió, quiere darme sus explicaciones y decirme qué sentía por mi en ese momento. Y quiere que vuelva a su vida, de forma madura, sin malos rollos y sin intención sexual oculta. Meses han pasado. Hubo momentos en los que desesperadamente necesitaba esas explicaciones. Cuando él me dejó, yo no entendí nada, y me desestabilizó por completo. Tuve mi semana Los planetas, en la que buscaba sus explicaciones en las letras de J.
Y solamente puedo esperar que vengas a explicar que todo ha terminado. Que tengas que decir que no me quieres ver.

Quizás sea por eso que las fotos de la gente mirando por la ventana, de espaldas, resulte siempre tan etérea, como si ese momento de introspección no lo pudiese romper nadie, quizás sea porque esa persona está mirando, a través de la ventana, su propio pasado. Y por eso esa persona siempre está pensativa.

Cuando dejé de esperar cosas de él, cuando decidí quitarlo de mi vida porque él era mi retroalimentación negativa, viene y dice que necesita decirme todas esas cosas. Necesita darme las explicaciones que nunca me dio. Y las que yo nunca oí. En aquel momento necesitaba desesperadamente oirlas de su boca, oir el "no te quiero"...
Él necesita cerrar la ventana. Supongo que a mi también me hará bien, mejor tarde que nunca. Pero no puedo evitar sentir que a veces es mejor nunca que tarde.
Porque a veces las respuestas llegan tan tarde que te has olvidado la pregunta.

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